Desde 2006, en Uruguay está prohibido fumar en los lugares cerrados de uso público. También en España.
Es por eso que no entiendo por qué nadie le explicó a Joaquín Sabina que tenía que apagar el cigarrillo durante la conferencia de prensa que dio en el Hotel Sheraton. Ni los empleados del hotel, ni los periodistas. Nadie le ofreció un cenicero y le avisó –mejor dicho, le recordó- que Uruguay es un país libre de humo de tabaco. Aunque muchos hayan despotricado contra el decreto, mientras el ex presidente Vázquez lo defendía con uñas y dientes. Incluso esos que pasan por alto las fotos morbosas de las cajillas de cigarrillo, y se escapan cada quince minutos del trabajo para fumar (alegando adicción), deberían estar indignados. Yo lo estoy.
Tal vez a Sabina le pareció “artístico” fumar frente a las cámaras. Tal vez se rehusaba a perder su aspecto de bohemio rico, de gigoló inspirado. Pero, ¿y los demás? ¿Los que sostenían los micrófonos y los grabadores, los que miraban por el visor de la cámara, los que servían agua en las copas? Ningún uruguayo se animó a decirle al español que respetara la ley, que estaba arriesgando la reputación y el bolsillo del Sheraton. Que acá el Ministerio de Salud Pública no le perdona a nadie un pucho prendido en público. Aunque esté en la boca de un famoso. Ya lo aclaró el director del Programa Nacional de Control de Tabaco, Winston Abascal, al decir que “el Sheraton es el responsable de que no se fume, no Sabina. El MSP no sanciona a los adictos”.
Capaz que los encargados del Sheraton se encontraron en un dilema que no supieron resolver a tiempo. Y prefirieron la multa, antes que contrariar al cantante extranjero (¿hubiera pasado lo mismo con Drexler? ¿Con Zitarrosa hace un par de décadas?) De algo hay que estar seguros, y es que, para este hotel, el cliente tiene siempre la razón.
Este jueves se decidirá el monto de la sanción, que podría alcanzar los 11000 dólares. La pitada más cara del mundo. Además, el incidente sirvió de inspiración, ya que el hecho de que haya un cenicero en la sala podría añadirse como agravante a la hora de decidir la cifra de la multa.
Ya lo dijo Traverso, sonriendo ante la noticia: Sabina se va con mucho material para su cancionero. Por lo menos, figuraremos en un repertorio internacional. Siempre de garrón.